miércoles, 10 de diciembre de 2014

La batalla comienza...

Hola holita Nubecitas Esponjosas:

Hoy os traigo un pequeño corto, que espero que se desarrolle más, si la trama os gusta. Lo curioso es que se me ha ocurrido mientras estaba haciendo un trabajo sobre estética de la música (filosofía musical) y buscando información he visto una imagen un tanto curiosa y de ahí... mi imaginación ha fluido. Debo admitir que cuando escribí rapidamente la trama entera de la historia pensé: "Se parece un poco a Inuyasha, a Shaman King y a D.Gray Man..."

Pero bueno, yo lo he escrito, me ha gustado y quiero desarrollar la historia para ver como evolucionan mis personajes. A sido tanto la emoción que tengo por la historia que hasta he echo un dibujo de la protagonista. Lo pondré al final de la entrada (no está pintado porque no tengo ni pinturas ni creo que quedaría bien del todo).

Espero que disfruteis.
P.D. Iba a subirlo el Lunes pero no me convencian los nombres (aun tengo algunas dudas). Lo siento.
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“El bosque siempre ha sido tranquilo” pensó Emmeline al principio de lo que antes solía ser la entrada a la senda para adentrarse al Bosque OniShiro. Las columnas blancas, cubiertas de una gran masa de hojas y enredaderas, apenas se mantenían en pie intentando completar lo que no hace mucho fueron unos preciosos arcos con inscripciones arcaicas.

Sin cambiar su expresión, Emmeline se adentró al bosque, aun siendo de noche. Nadie se metía dentro de la arboleda por propia voluntad y menos a oscuras. Decían que estaba encantando, repleto de espíritus, demonios y seres malévolos que solo querían comerte el alma, dejando el cuerpo para los animales carnívoros y carroñeros. Pero ella ya era prácticamente parte del bosque. No tenía miedo de ninguna criatura mortal o sobrenatural. Ya no.

- Ya estoy en casa, Shira. - susurró la joven, alzando la vista hacia un gran árbol mientras bajaba la bufanda a la altura de su barbilla.

Las luciérnagas y demás seres luminosos hacían de ese pequeño descampado, donde en el centro se encontraba un enorme árbol, un sitio de paz y tranquilidad en ese recinto macabro y espeluznante. En la corteza de dicho árbol, una figura se podía distinguir entre sus pliegues; una que formaba la cara de un hombre, con largas orejas puntiagudas, como las de un gato; su pelo se perdía entre la textura original del árbol, largo.

Notaba los cientos de ojos que la observaban desde entre los árboles, acechándola, esperando un momento de debilidad para capturar su alma y las que estaban ligadas a ella. Pero hoy no sería ese día. De entre sus cabellos rubios, se elevaron un par de mechones de un color más cobre, de los cuales, unas sombras no muy definidas, aparecían a su lado, sin que ella dejara de acercarse al árbol.

- Ama, no deberíamos estar aquí - dijo una de las siluetas, con voz aguda pero masculina.
- Es cierto, Miss Emmeline - contestó otra, mucho más grave y profunda. - Aunque desee ver al amo Oni, estamos en peligro y no creo que él quisiera que estuvierais por aquí.
- Foster, Ïvar - respondió ella, ante sus advertencias, parándose a pocos metros del rostro que dibujaban los pliegues de la corteza. - Tengo que seguir protegiendo el lugar de Shiraga. Si tenéis miedo, os permito marcharos. Aun estáis a tiempo.
- Si Goab continúa con vos, mi Ama, nosotros le seguiremos a donde usted vaya.
- Hicimos un pacto, Miss Emmeline - carraspeó Foster, retumbando su voz rasposa en los oídos de la joven - Estaremos contigo hasta el final.

Ella sonrió. De entre las ramas, apareció un pequeño zorro con varias colas revoloteando lentamente detrás de su cuerpo. Con un ligero salto, se posó en las manos de Emmeline, aun sonriente y se introdujo en su vientre, como si de polvo se tratara.

-Bienvenido de vuelta, Goab.

Foster e Ïvar se disolvieron de la misma forma, dejando caer sus cabellos en sus hombros delicadamente, como si los hubiera levantado una pequeña brisa. Suspirando, se sentó a los pies del árbol, el cual, reflejaba en sus millones de hojas la luna que pertenecía como satélite de la tierra. Extendió los brazos, dejando caer las diversas vendas que lo ocultaban. Escondían el aspecto grotesco que tenían, de un color rojo, con varios puntos brillantes que parecían que palpitaban al ritmo de su corazón. Pero no era el de ella.

- Shira… - pensó ella, invocándolo en espíritu. El broche que llevaba a la altura de su corazón comenzó a brillar, a la vez que sus brazos comenzaron a agrandarse e iluminarse de la misma manera. En unos segundos, un joven de tez blanquecina, cabellos blancos al igual que la nieve y orejas de gato, salió de la corteza del árbol, sin dejar que se desfigurara. Inspiró, como si un espíritu pudiera coger aire y respirar. Cuando abrió los ojos, se encontró con los mismos ojos marrones de los que se enamoró, nada más verla.

- Mi dulce Emmel… - susurró el joven demonio, encerrado en la planta, como si se tratara de leve soplo de aire.
- Shira…. - alzó la mano, intentando tocarlo, pero su imagen se difumino en cuanto se acercó a él.

Aguantando las lágrimas, se levantó, mirando a su misma altura a su demonio. Porque él era suyo y ella era de él. Porque lucharía por liberarlo, aunque ello costara su propia libertad. Ella fue su debilidad en el pasado, pero ahora sería su punto más fuerte.

- Te protegeré… - dijo Emmeline, decidida.
- Emmel… No eres un príncipe azul…
- Soy tu salvadora, Shira. Derrotaré a Ori y te sacaré de ese conjuro que te tiene atrapado. No permitiré que te arrebaten de mi lado.

Intentando darle un beso, se difuminó al contacto con la cabeza de ella y volvió su espíritu a donde residía su cuerpo, dentro de ese hermoso árbol. Emmeline miró fijamente el lugar donde se había desvanecido su amado, prometiendo que ella no se rendirá hasta liberarlo. “Ahora me toca a mi, Shiraga” pensó.

- Estaré siempre contigo, mi dulce Emmel… - oyó en su mente.

Se miró sus brazos. Esos feos brazos, antinaturales, sobrehumanos, demoniacos. Shiraga le había otorgado parte de su poder para poder protegerse hasta encontrar una manera de deshacerse de su hechizo. Podía invocar el poder de Shiraga con esos brazos. Había sacrificado sus delicadas manos, haciendo un pacto con un demonio. Pero él era su amado demonio.

- Valió la pena.

Se enroscó las vendas en sus brazos, intentando ocultar un poco su fealdad y a la vez curando sus leves heridas que se produjeron hace unos días. Se tocó el vientre, donde había sacrificado su sistema respiratorio por hacer un trato con Goab. Aún tenía los pies y los hombros doloridos de los dos últimos pactos, pero sabía que con Foster y Ïvar estaba a un paso más cerca de poder ganar el campeonato.

- Valió la pena - se repitió, colocándose su pelo, ahora volviéndose un poco más cobrizo. Cuantos más pactos hacía, mas rojizo se le ponía. “La sangre llama a la sangre” recordó. ¿Acabaría con los cabellos rojos? O lo que es peor ¿Sucumbiría a los deseos que provoca estar tanto tiempo con demonios, sedientos por almas?

Canalizó un poco de la energía de Shiraga para reactivar los amuletos de sus botas, las cuales alejaban los demonios de bajo rango que utilizaban el mero hecho de existir para absorber tu energía y matarte. Echó un último vistazo a donde se hallaba Shiraga. Él nunca había querido que se apuntara al torneo, pero tenía que hacerlo. Era la única manera de conseguir derrotar a Ori, el actual rey de los demonios y el causante del hechizo que encerraba a Shiraga.

- Lo derrotaré y tu te convertirás en el próximo Rey demonio.

Inspiró fuerte y cogiendo la mochila con reservas que los diminutos seres de luz que habitaban alrededor del árbol encantado y aun se atrevía a acercarse a Emmeline, les había preparado. Sonrió.

- ¿Estáis preparados?
- Si, Ama.
- Adelante, Miss Emmeline.
- Grouf.
- Ya no hay vuelta atrás. - emprendió el camino - Hasta pronto, Shiraga.

<3

sábado, 6 de diciembre de 2014

Nuevas remodelaciones en el blog.

Hola queridas nubecitas esponjosas:

Se que estais deseosos de nuevas aventuras de Olivia y los demás (lo dejé en un punto de tensión aposta jejeje) pero antes tenía que dejar en orden el blog, más cómodo tanto para los que me seguís como los que venís de pasada.

¿Qué cambios e echo?

Primero añadí unas cuantas imagenes más al blog y más que quiero añadir. Espero que a los que estoy afiliados me den sus imagenes para poder hacer publicidad de ellos en mi blog. He puesto una barra superior en la que podeis ir a varios sitios:
 *Home: las entradas más actuales, el inicio de la pagina.
 *Historias Largas: las historias con tema que desarrollar. Con tiempo para leer, disfrutareis de ellas   tanto como yo cuando las escribo.
 *Historias Cortas: las historias con la estructura más simple. Rapidas de leer.
 *Iniciativas: las iniciativas a las que estoy inscrita, el lugar de donde comienzan y mi desarrollo de ellas.
 *Información: pestaña informativa tanto de mi, como de actualizaciones al blog, como cambios de lo planeado a subir.


Y eso es todos, mis nubecitas. Ahora mismo estoy con mi mantita, al lado de la estufita, mientras por la ventana están cayendo unos copitos de nieve, blanquiiitos como mis preciosas nubecitas. En unas horitas estaré en frente de un paisaje blanco :)

Asique aprovecharé para escribir. Y para adelantar trabajos del conservatorio, claro.

Nos vemos pronto.


<3

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Cuentame tu historia IV

Queridas nubecitas esponjosas:

En unas semanas será navidad. Unas festividades muy esperadas por algunos, no tanto para otros. Yo estoy en un término medio. Estoy feliz porque será mi cumple ( aunque me haga más vieja, siempre me junto con mis seres queridos ), aunque este año estaré sola en mi casa T-T. Y estoy triste porque el día antes de nochebuena, hace un año, murió mi tio Carlos, el único que tenía fe en mi y en mis manos de pianista. Asique sip, tengo sentimientos mezclados.

Pero hoy venimos con un "Cuentame tu historia". Un personaje que parece un tanto sombrio y con poca alegria, pero haremos lo que podamos con él. Os dejo los datos del personaje y os vuelvo a informar, de que estais invitados todos a participar en la iniciativa. Si pinchais en la primera imagen a la izquierda del blog, os llevará directamente hacia la pagina oficial.

Ficha del personaje:

Físico: estatura pequeña, ropa vieja, desgastada y rota (sudaderas grises, vaqueros negros, camisetas monocolor)
Personalidad: sumiso, callado, silencioso, deprimido
Edad: 15 años

Vamos a ello.
Espero que disfruteis y que me deis vuestra más sincera opinión.

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"¿Quieres cambiar de vida?"

¡Cuantas veces en la vida había pedido que alguien me dijera esa simple pregunta!

Desde que era pequeño nunca e sido muy agraciado, por así decirlo. Nunca e tenido buena suerte, si lo quereis llamar así, aunque nunca e creido en esas cosas. Me creí practicamente solo. Padres alcoholicos, pero lo suficientemente listos para que los de recursos humanos no se den cuenta para poder sacarme de ese infierno a lo que otros lo llaman "hogar".

A causa de ello, me volví callado, silencioso, intentando pasar desapercibido. La gente no notaba mi presencia, apenas tenía contacto con el ser humano y ellos tampoco tenían intención de acercarse a interactuar conmigo. No daba mucho que desear con mis ropas de tonos grises, desgastadas y viejas. Pero tampoco me importaba. Solo soy un niño de 15 años.

Mi actitud sumisa hacia que los matones típicos de los colegios no la tomaran conmigo y eso facilizaba todavia más las cosas para pasar invisible de la sociedad. Solia mirar desde cualquier rincon, solitario, la vida de mis compañeros pasar: sus discusiones, sus risas, sus peleas, sus lloros. Era como ver muchas peliculas a la vez, aunque tampoco prestara realmente atención.

Después del colegio, solía quedarme en un parque a unas manzanas de mi casa. No quería llegar pronto a ella y dejarles rienda suelta a mis padres para que abusaran de nuevo de mi. Llegar tarde a casa era el mejor remedio para no entrar allí. Me gustaba ese parque, lleno de arboles que hacian sombras gigantescas y podías conseguir un poco de silencio, de paz.

Pensé que hoy sería igual que todos los demás, porque al principio del día, lo fue. Los ruidos de botellas rompiendose me despertaron, junto con las voces de mis padres gritandose. Sabiendo lo que me esperaba, cogí las primeras ropas que encontré, bastante viejas y deshilachadas. Varias botellas en el suelo consiguieron que me tropezara, pero por suerte las rodillas estaban cubiertas y no se verían mis heridas. Intenté desayunar en algún lugar donde no me encontraran, sin embargo, cuando estaba por salir por la puerta, unos cuantos gritos me llegaron.

El colegio no fue distinto. La gente iba en su mundo, olvidandose de los demás y de mí. En un momento determinado entré en el lavabo y algunos abusones estaban golpeando a un chaval que nunca había visto. Con un simple "pierdete" salí sin prisa. Ya tenía bastante con gente violenta en mi familia, no podía hacerme el heroe fuera de mi casa. Las horas pasaron, consiguiendo que un pequeño deseo naciera en mi interior, por primera vez. Una chispa de entusiasmo, por que pasara rapido ese tormento y pudiera ir al unico sitio donde sentía paz, tranquilidad.

Y aquí estoy, suspirando; Inhalando el oxigeno que me dan tan felizmente los arboles. Tan pasivos como yo. Pero, una sombra me tapa de repente el sol, que era el unico que me daba energías para seguir adelante. Porque siempre había un rayo al final del tunel.

- Que ropas más sucias llevas hoy, Anaquid.
- ¿Disculpa?

No puedo distinguir bien la sombra, pero la voz me es familiar. Una pequeña risa un tanto ronca sale del transeunte, dejandome más confuso.

- Creo que ya es hora de cambiar, ¿no crees?
- ¿Hora de cambiar? ¿A que te refieres?

Y una mano se posa delante de mis ojos, incitandome a cogerla.

-¿Quieres cambiar de vida? Ven conmigo.

 Dudo, mirando al suelo. No se quién es la persona que está ante mis ojos, pero su voz... ¿Porque me suena tanto? No es alguien que esté a mi alrededor en mi martirio personal. Es esa voz que e oido en mis sueños, en los que era libre. Pero le vuelvo a mirar. Vuelvo a observar esa mano, tan pura.

¿Que puedo perder?



<3