martes, 7 de octubre de 2014

Premoniciones ( Prólogo )

Ainsss queridos visitantes:

Os juro y rejuro que no se me olvidó que tenía que subir historia ayer. Bueno, por lo menos al principio de la tarde, donde estaba retocando los ultimos detalles del prólogo que iba a subir. Pero, entre medias, donde ya había puesto la introducción de la entrada y solo me quedaba poner unas cosillas más en la historia, vinieron de visita a cenar conmigo y al cerrar el ordenador, se quedó en suspensión. Y ahí si que se me olvidó e.e

¿Lo mejor? Hace unos minutos me e dispuesto a subir lo que hice ayer a la tarde ¿Y que me encuentro? Que mi queridisimo (IRONÍA) portatil se había colgado y nada de lo que escribí se había guardado... Notese mi frustación hacia la tecnología.

Asíque nada, subo el trozo que prometí ayer y como no me fío ni del ordenador ni de mi cabeza, buscaré algún otro prólogo e intentaré subirlo seguido, si el Internet me lo permite. Así os pagaré por mi promesa fallida.

Sin más dilación, un prólogo un tanto "tétrico", que muchos no lograrán entender hasta que más adelante cuelgue la historia en el blog, pero bueno, así podeis leer de lo que soy capaz y a lo mejor consiga algún adicto a mi locura. Muahahaha! :3


Lacrimosa - W.A.Mozart (Sí, música clasica, señoritos y señoritas)

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“La vía interurbana que habíamos escogido para poder llegar al hotel más rápido parecía bastante tranquila, sin tráfico. Eché una pequeña mirada al asiento del acompañante y no pude evitar sonreír. Mi chica estaba durmiendo placidamente a mi lado. Pronto llegamos a la entrada del pueblecito en el que íbamos a pasar nuestras vacaciones. Todo iba sobre ruedas por las pequeñas calles del pueblo cuando, una botella ardiendo choca contra el parabrisas, obligándome a dar un volantazo. El coche salió de la carretera, dejándonos parados en un descampado, por suerte. O eso pensé al principio.

Respiré tranquilo al comprobar que Noelia no tenía ningún rasguño, excepto que se despertó del tirón de cuello que le provocó el giro brusco que tuve que realizar. Asustada, me preguntó que había ocurrido, pero estaba tan desconcentrado como ella. A los pocos segundos, escuché unos gritos de júbilo al otro lado de la carretera, procedente de 5 tíos.

Pude divisar que dos de ellos llevaban bates de béisbol y los demás botellas de alcohol. Perfecto, eran unos borrachos y se dirigían hacía nosotros. Preocupado por la situación, le dije a Noelia que cogiera el móvil para pedir ayuda y que corriera lo más rápido posible. Salí del coche a encararles, pero solo dos de ellos se entretuvieron conmigo, mientras los otros tres destrozaban el mustang gt 500 de mi padre.

Fue un error preocuparse por un cacharro de metal. Recibí un golpe en las costillas, seguramente con el bate, que hizo que perdiera la mayoría de mis fuerzas y cayera al suelo sin apenas poder respirar. Apenas podía moverme, cuando noté a Noelia sobre mí con la ropa desgarrada. Cuando intenté lvantarme, dos de los chavales de pisaron con fuerza las manos y los pies. Con todas mis fuerzas intenté levantarme, pero uno de ellos se echo encima de Noelia y la empezaron a tocar. Sus gritos no pararon hasta que un chico la agarró del pelo y la arrastró hasta varios metros de mí, dejandome ver como le quitaban la poca ropa que le quedaba. Perdí la conciencia cuando dos de ellos me empaparon de alcohol y después… Me prendieran fuego.”

**

En la pequeña habitación de Yoko, no había el más mínimo ruido salvo la respiración agitada de ella, hasta que se incorporó bruscamente de la cama, sudando. Cerró los ojos de nuevo e intentando calmarse, se tocó la cara quitándose el sudor con el dorso de la mano. Suspiró.

Aun con el pijama puesto, salió de su cuarto y bajo las escaleras. Miró el reloj del viejo pasillo y se dirigió con paso lento hacia una pizarra que había en el salón, cerca de la ventana y escribió:

            - Día de la muerte: 23/05/2008
            - Difunto: Miguel Sánchez Gutiérrez. 23 años.
            - Tipo de muerte: Pelea callejera, quemado.

-¿Esta vez a sido una pelea? – preguntó Umi, la compañera y dueña de la casa donde Yoko residía. Solo estaban ellas dos viviendo en aquel pequeño apartamento y eso hacía las visiones mucho más amenas. No tenía que pensar en fingir y tenía el apoyo de su amiga siempre que la necesitara.
- Si – contestó, tocándose el rostro aun molesta por la premonición.
-¿Te encuentras bien?

Umi le dio una pequeña taza de café, empujándola despacio hacia el salón. Las dos se sentaron cada una en un sofá, pegados uno a otro. No tenían mucho tiempo para desayunar, ya que ese día tenían universidad. Yoko y Umi habían ido al mismo instituto desde primero y aunque ahora ya estaban en la universidad, seguían tan unidas como el primer día. No solían faltar, ya que el padre de Umi les dio el apartamento a cambio de sacar buenas notas, pero Yoko no parecía dispuesta a moverse de ahí.

-Si, tranquila – dijo, dando un sorbo al café recién echo. – Es que… Últimamente, las premoniciones se hacen cada vez más reales…
-Bueno… Realmente, no se que consejo darte. Yo no poseo esos sueños, pero seguro que es pasajero. Asíque corre – dijo, dibujando una sonrisa, al tiempo que le acariciaba en la espalda – cámbiate, que no llegaremos a tiempo a coger el autobús.
- Si.

“Hola a todos. Me llamo Yoko Mansura, tengo diecisiete años y estudio en la Universidad de Todía, residida en Tokio. Parezco una chica normal como cualquier otra, como por ejemplo mi mejor amiga Umi Abato, pero, no todo es lo que parece. A veces, cuando un alma “fuerte” es desprendida del cuerpo en la que a residido al morir la persona, no desea ir “al otro lado” y se esconden de la muerte. Yo sueño con dichas muertes, siento en mi propia carne lo que sintieron ellos por última vez. Y si os digo la verdad, no es nada agradable. Esta es mi historia.”




<3

P.D. Puede que modifique un poco esta historia, ya lo notificaré en su momento. :3

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