martes, 29 de julio de 2014

Primera historia: El Parque de las Campanas Doradas - Prólogo

Buenas a todos.

Voy a dedicar este blog a viejas y nuevas historias escritas por mi. Espero que os agraden y enganchen, al mismo tiempo que seais mis criticos ya que vuestra opinion si que importa. El género de mis historias suelen ser fantástico, romantico y a veces suelo ser un poco cruel o injusta con los personajes , según otros lectores. Vosotros direis.

Comenzaré con una historia que he estado escribiendo estos dias el principio, pero la llevaré dia a dia. Os ilustraré con el prólogo para que os situeis un poco dentro de ella. Es en primera persona.

 Prólogo



Siempre e creído que una persona sin pasado, no tiene preocupaciones. No tiene ningún lazo con nadie, sitio u objeto, por tanto es libre. No siente atracción ni repulsión hacia algo o alguien, así que puede experimentar y descubrir. Puede empezar de nuevo. Y eso, desde mi punto de vista es bueno.

En un mundo enorme, con llanuras de expansiones ilimitadas, criaturas sorprendentes sin descripción alguna y todo tipo de personas con diferentes habilidades, costumbres y experiencias, ¿Quién no quiere ser libre de explorarlo?

Sin embargo, el país donde residen los edificios más altos envueltos en millones de colores llamado Gitember, está en guerra con la llamada Bruja Negra, la cual es nombrada así porque intenta sumir en una oscuridad eterna el mundo en el que vivimos, incluyendo Gitember, es decir, donde yo vivo. Por eso me es imposible salir.

No es que le tenga miedo a lo desconocido, ni que no pueda valerme por mi misma o defenderme, pero les está prohibido la salida a cualquier persona que no sea un “Seguro”, es decir, aquellos que recibieron el poder de la luz bien por herencia o por voluntad de la naturaleza porque así debe de ser. El destino y esas cosas tan extrañas. Los “seguros” con la luz desarrollada, son llamados al Ejercito, sin importar el genero ni la edad, para luchar contra las amenazas que asolan a la capital, en este caso, la Bruja Negra.

Nosotros, los “inseguros” vivimos en los barrios bajos, pero no por ello menos luminosos, de Gitember. Nos sigue protegiendo la barrera, aunque pagamos un precio bastante alto para que los barrios altos nos den la luz suficiente para poder iluminarnos y no dejar que nos sumamos en la oscuridad. A cambio nosotros, les ofrecemos espectáculo o eso es lo que mi jefa, Noira, piensa.

Noira es una mujer un tanto mayor, pero con gran fuerza en sus extremidades tanto superiores como inferiores; no por menos es la mejor acróbata de todo el mundo y, como bien he dicho, la jefa del circo Du Vinci y mi jefa. Soy una pequeña aprendiz de acróbata de diecisiete años y me llamo Alina.

El arte de la acrobacia no es nada sencillo, ya que se necesita tener buen equilibrio, agilidad y coordinación, además de saber controlar el poder de tu mente, gran dominio del cuerpo, un perfecto estado físico y mantener la calma en todo momento. El más mínimo error en cualquier número puede desencadenar un desastre fatal. Y la jefa no tolera errores.

Realmente, quiero a Noira. Me acogió siendo yo una cría sin idea alguna de mi pasado y me enseñó a valerme por mi misma, dándome un trabajo además de una manera de subsistir sin necesidad de la “luz” que poseían algunos privilegiados. Sin preocupaciones, más que vivir la vida día a día y no fallar en ningún número que hacíamos cada noche.

Sin embargo, como suelen decir tanto los “seguros” como los “inseguros”: “el destino está escrito y cada uno tenemos que asumir el papel que nos a escrito, aunque eso conlleve un giro de 360º a nuestra vida.”